Mi sobrino Mario es un cachondo. Así, sin pensarlo convertimos un baño totalmente rutinario en una sesión fotográfica de caras. Y de ahí se me ocurrió hacer un simple mosaico, y del mosaico a la pared de su habitación.
Me gusta especialmente porque en un sólo baño puso muchos de sus gestos, sonrisas y caras gansas. Creo que es una idea divertida para tener un recuerdo y hacer de un baño aburrido un juego. Por si lo intentáis en casa, cuidado con el agua.