Hace poco me casé y como no podía ser de otra manera pensé que me gustaría hacer mi propia tarjeta de boda con una foto. Cuando lo pensé aún no sabía lo difícil que eso podría resultar. Quería que apareciésemos en la foto, pero quería huir de los típico tópicos de anillos, rosas, fotos melosas y un sinfín de montajes cursis. También quería que fuera moderna, alegre y colorida. Después se me ocurrió que poner unas cartulinas contra una pared y salir de espaldas podría ser una forma interesante de invitar a nuestra familia y amigos a la boda. Se vería que somos nosotros, pero no se nos vería la cara. Y éste fue el resultado después de probar en 3 paredes diferentes.
Para los curiosos: pusimos la cámara en un trípode. En otro trípode un flash remoto. Disparo con temporizador 10 segundos y tocó correr. La foto está hecha casi a medio día con sol. Las cartulinas estaban en blanco y las letras las añadí con Photoshop (el único ajuste aparte de niveles y contraste). Ah, y la flor fue improvisada (la planta estaba justo al lado del sitio donde hicimos la foto).