Si perdiese mis fotos por alguna catástrofe creo que definitivamente vendería mi equipo fotográfico y me dedicaría a pastorear ovejas, eso después de haberme tirado un mes entero llorando. Tener un virus, que un disco se rompa o incluso sufrir un robo, una inundación o incendio en casa es algo en lo que nunca pensamos pero puede ocurrir mucho más fácilmente de lo que pueda parecer, sobre todo cuando llevas años acumulando fotos. Asegurar nuestras fotos no es algo costoso, pero sí hay que pensar en ello y tomar medidas porque si la desgracia ocurre el daño es muy muy grande.
Recientemente una exalumna ha sufrido un ataque de un virus terrible que le ha hecho sudar la gota gorda pensando que había perdido sus fotos. Gracias a Dios y a sus copias de seguridad no ha perdido nada. Me ha preguntado cómo trabajo yo para asegurar mis fotos y cual es mi flujo de trabajo. Como es un tema que me parece interesante he preferido responderlo en el blog para el que le pueda servir.