Mi sobrino Mario es un cachondo. Así, sin pensarlo convertimos un baño totalmente rutinario en una sesión fotográfica de caras. Y de ahí se me ocurrió hacer un simple mosaico, y del mosaico a la pared de su habitación.
Me gusta especialmente porque en un sólo baño puso muchos de sus gestos, sonrisas y caras gansas. Creo que es una idea divertida para tener un recuerdo y hacer de un baño aburrido un juego. Por si lo intentáis en casa, cuidado con el agua.
¡Qué guapo! Hoy vengo precisamente de hacer unas fotos para renovar el carnet de conducir y no sabes lo que te he echado de menos. Al cabo de cuatro intentos le tuve que decir a la chica: «deja ésa, qué se le va a hacer, a fin de cuentas eso que sale ahí es mi cara. No te preocupes, yo ya me he acostumbrado a ella…»