Hace unos meses me vi en la situación de fotografiar pasteles para un catálogo. La fotografía de alimentación era un ámbito totalmente desconocido para mí y tuve que aprender a marchas forzadas.
Googleando encontré este blog que fue mi fuente principal de conocimiento e inspiración.
Después de leer un rato largo y tras varias sesiones de fotos descubrí que es más interesante de lo que puede parecer. Las fotografías de alimentos hay que construirlas. Puedes y debes controlar casi todo y la creatividad no tiene límites.
En la fotografía de alimentos el objetivo es que el alimento entre por los ojos y sea sugerente. Esto no es tarea fácil. A menudo el tiempo del que disponemos mientras el alimento se mantiene visualmente ”perfecto” es reducido. Los helados se derriten, la carne se seca, la cerveza pierde la espuma, las patatas fritas se resecan, las bebidas pierden el gas, etc. Por eso antes de hacer la foto tenemos que tener muy claro todos los aspectos y tener listo el equipo. No es ninguna tontería hacer pruebas técnicas y de iluminación con “maquetas” u otros objetos. En una foto que hice el chef me dijo con el plato en mano “tienes 30 segundos para hacer esta foto, es lo que esta espuma tarda en empezar a derretirse”.
Hay que tener en cuenta el uso que se le va a dar a las fotos. No es lo mismo hacer una fotografía para cartelería que para catálogo, revistas, etc. Si se hace una serie de fotos con el mismo fin debemos saber si tienen que mantener la misma técnica entre sí y ser homogéneas o no. En esto es crítico que el cliente te diga claramente qué necesita y qué quiere. También es importante tratar con el maquetador para saber sus requisitos. En este caso el maquetador me pidió que el fondo fuera blanco para que los platos no tuvieran brillos de colores ya que el catálogo iría en blanco. El cliente quería que se viera el pastel completo y no estuviera tapado por la decoración, pues al fin y al cabo la decoración era una presentación sugerida, el producto es el pastel. A mí me habría gustado utilizar fondos con color y textura, rellenar espacios con otros objetos o materias primas, o incluso hacer primeros planos de los pasteles. Sin embargo el cliente necesitaba, al ser un catálogo, que se viera el pastel y el plato completo y mantener una imagen homogénea entre los diferentes pasteles que conformaban el catálogo. No valía utilizar una iluminación dura con un pastel y otra muy suave con otro, o un primer plano en una y un plano abierto en otra.
También es muy importante, si es el caso, indicar al chef qué pretendes hacer para que coloque los alimentos de forma adecuada. Aunque si tienes la suerte que tuve yo, si el chef es bueno no tendrás que pedirle casi nada, ya que ellos saben mejor que nadie cómo “componer” un plato y hacerlo atractivo. Aún así es bueno indicar qué pretendes hacer. No es lo mismo poner un pastel en un plato que en un cuenco. En el último caso el pastel quedaría oculto y prácticamente la única foto posible sería desde arriba. Si el objetivo es sacarlo completo es mejor utilizar un plato. Aquí hay que tener cuidado y no meterse en el campo del experto. El chef es él y el fotógrafo tú.
Hay miles de técnicas para resaltar los atributos de un alimento. Desde barnizar las frutas con aceite, usar spray de agua y glicerina para poner gotitas o utilizar el flash y un tiempo de exposición muy breve para congelar unas gotas y transmitir frescura.
Si los alimentos dependen de ti, selecciona bien lo que vas a utilizar. No tengas miedo en preguntar al frutero si tiene otras fresas más bonitas, que son para foto. Las nueces de California son más grandes y regordetas que las nacionales, y la cáscara es mucho más bonita. La nacional es arrugada y oscura. En una foto de alimentos hay que utilizar una composición simple. El objetivo es destacar el alimento en cuestión, y éste tiene que tener la mayor presencia en la foto. Los demás elementos son superfluos y no pueden destacar más.
Es básico ponerse a la altura del alimento. Si lo que quieres es destacar el interior de un filete recién cortado tendrás que ponerte a la altura del filete, si no difícilmente podrás. Las fotografías desde arriba suelen ser terribles.
Cuidado con los vapores que los alimentos calientes pueden desprender, pueden empañarte la cámara.
Cuidado también con los reflejos. Había pasteles brillantes en los que se me veía totalmente en la foto.
En cuanto a los aspectos técnicos es importante cuidar la profundidad de campo y la iluminación. Utilizar flash permite aumentar la profundidad de campo a f/16 o similar. Claro que lo mismo lo que se pretende es precisamente lo contrario. Usar una luz de contra te ayudará a crear brillos y dar volumen.
En mi caso era muy importante poder distinguir exactamente los tonos de los diferentes tipos de chocolate (negro, blanco, con leche). El ajuste de blancos puede ser crítico. Si tienes que afinar puedes utilizar una tarjeta de grises tal como explico en este tema.
La post-producción también es muy importante. Me atrevería a decir que todos los alimentos tienen imperfecciones, las copas y/o platos tienen muescas, arañazos, huellas, etc. Hay alimentos que al manipularlos se estropean y jamás quedan 100% perfectos. Para algo estamos en el siglo XXI y podemos reparar con Photoshop estas imperfecciones. Aquí el tampón de clonar es tu amigo.
Éstas son mis reflexiones después de pelearme un poco con los alimentos. No son palabras de alguien que se dedique profesionalmente a esto y tenga muchos trabajos a sus espaldas de experiencia. Seguro que se me escapan 1000 cosas, pero por eso os recomiendo el blog.
Os dejo un par de videos interesantes:
También os dejo algún enlace a un grupo de Flickr si necesitáis inspiración.