Cuando se practica fotografía a menudo vemos fotos muy típicas que nos llaman la atención y decimos «tengo que probarlo». No pensando en que vas a convertirte en un super-fotógrafo, o porque creas que te van a dar un Pulitzer o algo así. La mayoría de estas fotos son las más típicas y comerciales del mundo que todos hemos visto mil veces y tenemos en nuestra retina. Yo también he caído. No he podido resistirme.
La colonia…
La gota…
El humo…
El limón cayendo en un vaso de gaseosa…
No sigo, pero tengo más. Todo esto está muy bien siempre que no se pierda la perspectiva. Este tipo de pruebas te ayudan a aprender a controlar la luz y entender más de una cosa. Y por qué no… incluso hasta puedes hacer alguna que otra foto comercial. A más de un restaurante no le vendrían nada mal nuestros servicios. Y cómo no, es una fabulosa escuela para aprender a usar el flash. Os animo a probar vuestros propios experimentos en casa.
Resultan tan frescas, y no por refrescantes que también, más bien por espontaneas, aunque no lo sean, aunque te hayan costado y tengan mucha técnica detrás. Parece tan fácil y quedan tan bonitas.