Una vez más hemos tenido la ocasión de hacer una invitación de boda diferente y personal. Es todo un proceso creativo muy divertido, más aún si los novios, como en este caso, se dejan liar. Nos paramos a pensar en cómo son los novios y pensamos en 2 ó 3 escenas diferentes. Tras charlar un rato y comentarles qué nos gustaría hacer no tardaron más de 3 días en conseguir los elementos más importantes de la foto, el coche clásico, esa magnífica maleta antigua y cómo no, unos novios dispuestos. Lo demás fue buscar la ubicación, llevar el equipo y hacer una sesión de fotos de lo más divertida.
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