Creo que no hay mejor forma de comenzar un blog de fotografía que recordando a los grandes maestros del siglo XX. Nos movemos en un ambiente fotográfico donde nos obsesionan los megapíxeles de nuestras cámaras, el retoque en Photoshop o si nuestros objetivos tienen estabilizador o no. Y no está mal rodearnos de buenas herramientas. Sin embargo muchas veces nos olvidamos de alimentar la creatividad aprendiendo de los que podrían darnos más de 101 lecciones (ahora que tan de moda está lo del 101) y de aprender realmente de fotografía. Estos bien llamados maestros tomaban sus fotos con medios mucho más rudimentarios y a la vez complejos que los actuales. Ello requería un conocimiento mucho más amplio de todos los conceptos que realmente son importantes en la fotografía, como el control de la luz, el color o el revelado. Los medios analógicos no permitían utilizar el ensayo y error con la instantaneidad de la que disponemos hoy. Eso le da un mérito adicional a sus obras. Pero no todo en fotografía es técnica. También hay arte e innovación. El valor que podemos darle a los grandes maestros del siglo XX es que muchos realmente innovaron y fueron pioneros en muchos aspectos.
En esta ocasión quiero hablar de Richard Avedon, que es uno de mis fotógrafos favoritos.
Richard Avedon
Para mí fue uno de los grandes en retrato. Me cuesta mucho decidirme entre él y otros de los que hablaré en próximas publicaciones.
Este fotógrafo neoyorquino nació en 1923 y comenzó su andadura fotográfica al ir a la guerra en 1942, con una cámara Rolleiflex que le regaló su padre antes de partir. Comenzó usando su cámara como herramienta para la identificación del personal del ejército. A la vuelta pronto dio un gran giro y metió la cabeza en la fotografía de moda, donde consiguió revolucionar este ámbito.
Hasta Avedon las fotografías de moda transmitían indiferencia. Él consiguió darle la vuelta, creando auténticas obras de arte. A finales de los cuarenta ya era fotógrafo jefe de Harper’s Bazaar.
En 1966 empezó a trabajar profesionalmente para Vogue. No sólo hizo fotografía de moda. También retrató a gran parte del famoseo de la segunda mitad del siglo XX, consiguiendo como pocos transmitir la verdadera personalidad de sus modelos.
En 1992 comenzó a trabajar para The New Yorker. Sus exposiciones han recorrido todo el planeta y ha sido galardonado.
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